domingo, 14 de febrero de 2010

sexo y violencia

Van de la mano como dos tortolitos, tortuguitas o animalitos de ojos grandes y brillantes, saltando sobre la verde hierba, al fondo el sol, arriba el cielo azul salpicado por un par de blancas nubes. Hasta que uno de los tiernos individuos fantásticos dice: follemos. Se desata entonces la furia sanguinaria, después de una terrible lucha de 5 minutos o menos. Termina esta suculenta imagen con un paisaje en donde tripas y sangre se confunden y se complementan a la perfección... donde nunca hubo amor solo se puede pedir una buena parrillada. Analizando los tambores y las voces que gritan podemos trascender de toda humanidad mal concebida y centrarnos en los alegres ombligos egoístas, como frígidas estatuas de cera que reclaman chalecos hechos con nuestra piel para abrigarse del frío que producen sus huesos falsos de plástico y escayola ¡Esto es el desquite! ¡El insulto final! Las palabras palabras son y nunca fueron nada, simples representaciones materiales de conceptos, por lo tanto estas pueden ser tergiversadas a gusto, diciendo o no la realidad o diciéndola a medias sin dejarse entrever claramente entre la maleza. Adelante! ¡Al Ataqueee!