sábado, 1 de mayo de 2010

mientras tanto en el limbo.

Cabezas calvas cabeceando sobre una muralla, intentando pensar en una idea que les dé para un buen rato. Malditas ratas que salen de los agujeros, soeces como caracolas carnívoras deleitándose con las tumbas de nuestros muertos, así se hizo entonces con una toalla la mojada, que sin entrar en la ducha se secaba y sin secarse ya era arena. Como el musgo seco, es así que sube entre los ladrillos de la paredes de el jardín, verde como la hierba y el moho. Olía el sitia a frito, a carne chamuscada y a vino malo, pronto me dí cuenta de que la entrada al infierno no era tan amplia, nadie en su sano juicio aspira a entrar y quien entra lo hace por méritos de perseverancia. Tal vez no sea esa una meta adecuada, podría juzgar un juez, tal vez la meta no sea meta como se entiende en realidad, dejemos pues que la meta sea la casualidad y el camino la cadencia rítmica del presente.  Aun careciendo de alas construía con deseos y carencias el mas noble de los nichos. Así cruzada la espesa bruma maloliente, llegó casi con facilidades al paraíso.